martes, 12 de octubre de 2010

Lectura: A very Irregular Head

"No creo que sea fácil hablar sobre mí. Se me va la cabeza a veces"

La última vez que estuve en Cambridge, me perdí por dos días la presentación oficial y firma de libros de Rob Chapman, en esta ocasión, tratando de Syd Barrett, con su obra A Very Irregular Head. Aunque ya tiene unos meses y como no sólo de pan vive el hombre, y que a mis espaldas aún tengo bastantes libros de sobremesa acerca de Syd y compañía, ni he comprado este libro, ni me lo han prestado para leerlo. Eso no significa que me falte de interés.
Con alivio, encontré una reseña de A Very Irregular Head, por el amigo Roberto Lagomarsino, desde Argentina, responsable del programa de radio Pintura Para Camaleones.

¿Qué nos cuenta Roberto del libro?

[...]Haciendo una exhaustiva investigación desde el nacimiento hasta la fecha de su muerte, detalla en forma precisa cuales fueron las influencias que se filtraron en la música y las letras que Barrett compuso tanto para los primeros simples y discos de Pink Floyd, como para sus dos discos solistas. Curioso es saber que en sus tiempos escolares y pre floydianos estaba dedicado por entero a la pintura y muy poco sabía de tocar un instrumento musical. Los libros infantiles ingleses, la pintura avant garde, lo aprendido en las escuelas de arte, tanto de Cambridge, su ciudad natal, como en Londres y los juegos de luces proyectados en los encuentros de la contra cultura inglesa y en el club UFO, hicieron mella en la lírica y música de un jóven Barrett, que utilizaba el formato de cut and paste (cortar y pegar) en sus composiciones. Asombra conocer lo culto que era en materia de literatura y como el saber y las citas de distintos libros se trasladaban a sus canciones casi imperceptiblemente, naturalmente, sin esfuerzo y en cuestión de segundos. Y pensar que sus composiciones fueron hechas en un corto espacio en el tiempo, y su inspiración se secó cuando tenía 25 años!

El autor también investigó la altura del mito que se gestó cuando Barrett se retiró del ambiente musical y de la vida social, y los días que siguieron a su salida del colectivo Floyd. Y fueron tantos años de escuchar y leer distintas anécdotas, en su mayoría falsas, sobre los encuentros de distintas personas con un Syd gordo, rapado y haciendo excentricidades encendido de LSD, que es muy bueno que Chapman nos ilumine el camino y aclare un poco los tantos.
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